"¿Qué has puesto para comer?
- ¡Oh! No te apures... El cocidito de siempre."


Tormento. Benito Pérez Galdós
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viernes, 1 de agosto de 2014

Vino y hamburguesas en el convento




Y van seis. Seis días de retraso con este artículo que es obligado y que además pretendía que fuese puntual. Pero no es fácil jugar a cronista de algo en lo que se ha tenido algún protagonismo.

Ya hemos hablado en este blog del Espacio COnvento. Ya lo decíamos: es un lugar raro, como raro (o rara, no sé) es Vinspiración: una idea de larga gestación que ha terminado por ver la luz en este espacio en el que fluyen por su laberíntica realidad la creatividad, la imaginación y el espíritu de compartir propiciando la creación. La COcreación como gustan llamarla los promotores de este "antro" de bendita perversión de lo convencional.

Vinspiración es un proyecto emprendedor, por utilizar la denominación de moda, de Carolina López Galván recién estrenada como autónoma. Un proyecto en el que se mezclarán vino, gastronomía y cultura en un programa de eventos que tratarán de sorprender en su concepción y en su formato.

Sonó la música de Grease y recordamos el diálogo "-¿Qué tomaréis, muchachos? -Yo un batido de fresa. -Yo no tengo mucha hambre. Sólo quiero una hamburguesa especial con mostaza y cebolla, un batido de fresa y un helado de chocolate. -Eso me gusta. Lo mismo para mí". E imaginando el maridaje del batido de fresa con la hamburguesa, que no he probado ni creo que me atreva, comenzamos a hablar de armonías de vinos y hamburguesas. Seis vinos de la gama Torivín armonizaron con seis mini hamburguesas bajo la dirección de Pedro Cuadrado, enólogo de Bodegas Toribio, y María Sanjuan de Donoso Carnicerías.

El Torivín Swing, blanco semidulce de Macabeo, Verdejo y Eva, dialogó con los matices dulces de una hamburguesa con pistacho y cebolla caramelizada. El Swing rosado, otro semidulce que debe su esencia a la garnacha, acompañó a la que contenía foie y una leve presencia de queso de cabra.

Abrió el desfile de tintos el Torivín Tinto Joven cuyos aromas frutales engendrados en el seno de uvas Tempranillo, Syrah, Garnacha, Graciano y Cabernet se dieron la mano con la “americana”, aromatizada, que no bañada, con salsa barbacoa. Una hamburguesa con entrañas de queso de Cabrales acompañada de una salsa de cebolla confitada e higo blanco soportó las ínfulas de la Tempranillo cultivada con agricultura ecológica del Torivín Natura.



Los tintos con crianza acompañaron a las dos últimas hamburguesas de la noche. La única elaborada con producto foráneo, buey de Nebraska con su exquisita grasa infiltrada, se sirvió con un chutney de pera y jengibre y midió sus fuerzas con el ADN Torivín, fruto de doce meses de reposo en barrica de un coupage de Tempranillo, Syrah y Cabernet. Cerró la fiesta el diálogo entre la dehesa, el viñedo y la bodega: el π (Pi: 3,1415) desplegó toda su elegancia forjada con tres variedades, catorce grados y quince meses de quietud para acompañar una hamburguesa sin artificios, la de retinto, sin más y, sobre todo, ni menos sabores que los aportados por la crianza del ganado en la dehesa extremeña. Una salsa de ciruela y avellanas abrazó sin restar protagonismo a los protagonistas en este último diálogo de la noche.


Pedro y María comentaron sus productos con pasión y confianza: la confianza que proporciona presentar un producto que se sabe de calidad; La calidad que es fruto de un trabajo realizado con profesionalidad y pasión. Porque así son Bodegas Toribio y Donoso Carnicerías donde, en la primera, Fernando Toribio y Pedro Cuadrado y, en la segunda, José Donoso y María Sanjuan faenan con solvencia y amor al producto y a la tierra.

Si productos y productores fueron los grandes protagonistas de la noche, no menos importantes fueron quienes hicieron fluir los sabores: María José García, mimando el punto de las carnes; Sara Quintana y Sonia Aragón trayendo y llevando sabor sin perder la sonrisa, David Acevedo pinchando la mejor música y Ángel Campos y Kiki Álvarez apoyando en lo que hiciese falta.



Los ánimos, apoyo y consejos de Laura Gutiérrez, Ángel Álvarez, Félix Retamar, Servando Saavedra y Leandro Pozas son también culpables del feliz nacimiento del proyecto Vinspiración.

El evento contó con el patrocinio de Ford, Antonio Bravo, S.A. y las casas rurales Alquería de Hurdes, A Fala y Castillo de Magacela.

Mas nada de esto hubiese sido posible sin un público que superó la afluencia esperada y quiso confiar en la incierta propuesta de ir a degustar vino y hamburguesas a un convento.

Y llegarán propuestas más inciertas, no lo duden.


domingo, 6 de julio de 2014

Un excedente de pepinos


Un súbito excedente de pepinos en el huerto me hace recurrir a la imaginación o a los recuerdos. Está bien regalar pepinos a familiares y amigos, pero tampoco es cuestión de abusar que pocos pepinos agradan, pero muchos podrían llegar a enfadar. Solo hay cinco plantas en nuestro pequeño huerto, pero qué generosas están siendo.

Y no estando las musas gastronómicas tan pródigas en inspiraciones como las matas de pepino lo están en frutos, es la memoria la que aliviará el problema del excedente cucurbitáceo.

Mientras Madrid se movía con su Movida, en Radio Televisión Española, mucho antes de que reputados cocineros irrumpieran en la pequeña pantalla, estrenaba Con las manos en la masa. Elena Santonja cocinaba con algún famoso y nuevas recetas engrosaban los recetarios familiares. Eran los años ochenta.

Estábamos mi padre y yo solos en casa y Elena Santonja preparó una crema fría de pepino. La idea nos gustó y no sé si estarían todos los ingredientes en casa o rápidamente tendría que salir a por ellos. Nos pusimos manos a la crema y cuando llegó mi madre, cenamos aquella sopa fría que acabó en su recetario manuscrito con la anotación de “muy buena” en la esquina de la página y el nombre de crema eslava, no recuerdo si porque así la denominaron en el programa o porque los ingredientes nos inspiraron aquel patronímico.

Crema fría de pepino o crema eslava

Ingredientes
  • Mantequilla (La receta original utiliza mantequilla para el sofrito, aunque si queremos acercarnos más al gusto hispano, podemos utilizar aceite de oliva con buenos resultados)
  • ½ cebolla
  • 4 pepinos
  • ½ litro de leche
  • ½ litro de agua (habría que probar con un caldo de ave suave)
  • 4 granos de pimienta negra
  • 2 cucharadas de maicena (u otro espesante)
  • Una rama de hierbabuena
  • Un vasito de crema de leche (En casa siempre se usó nata, aunque me inclino a utilizar creme fraiche)
  • Sal
  • Vinagre (prefiero un vinagre de sidra)

Preparación

Se sofríe la cebolla picada y cuando se haya rendido se añade el pepino cortado en trozos medianos. Al pelarlos, suelo dejar algunas tiras de piel para que queden algunas trazas verdes en la crema. Se sala, se añade la pimienta y se cubre con la leche y el agua. Después de tres cuarto de hora de cocción, añadimos la hierbabuena y la maicena y damos un hervor.

Se pasa por batidora con la crema y el vinagre y se sirve muy fría.

Una preparación sencilla y fresca para el verano que bien podemos acompañar con algún vino blanco suave y aromático. Un Torivin blanco joven con sus aromas de frutas y sus suaves herbáceos será una buena compañia para esta crema.