"¿Qué has puesto para comer?
- ¡Oh! No te apures... El cocidito de siempre."


Tormento. Benito Pérez Galdós

sábado, 21 de diciembre de 2019

La importancia de Guadalupe


Tras la curva, en el cerro de las Altamiras, asoma el tejadillo de la Ermita del Humilladero. Atrás quedan los Ibores y la Jara, sus mieles y sus quesos. Se asoma uno al borde del camino, en lontananza, entre brumas, la Siberia; a los pies de la ladera, algunos olivares, la puebla y la imponente mole del Monasterio.

Apenas hubieron puesto los pies los devotos peregrinos en una de las dos entradas que guían el valle, que forman y cierran las altísimas sierras de Guadalupe, cuando, con cada paso que daban, nacían en sus corazones nuevas ocasiones de admirarse; pero allí llegó la admiración a su punto cuando vieron el grande y suntuoso monasterio, cuyas murallas encierran la santísima imagen…que es libertad de los cautivos, lima de sus hierros y alivio de sus pasiones…
Los Trabajos de Persiles y Segismunda Miguel de Cervantes

Quiere este Cocidito felicitar al pueblo de Guadalupe por haber sido elegido para acoger la retransmisión de las campanadas de fin de año del grupo Mediaset y no sabe hacerlo de otro modo que metido en los fogones.
En materia de condumios Guadalupe es conocido por sus roscas de muégado y otras dulces tentaciones, por sus platos de caza, por la cocina de Fray Juan… y ¡Ay! esa negra tentación, oscuro objeto de deseo que me desata la gula, la codicia y quizá algún otro pecado: las morcillas.

Desde que Alfonso XI decidiese ampliar aquella primera ermita que se erigió para la Virgen encontrada por Gil Cordero, el Monasterio de Guadalupe ha sido visitado por casi toda la realeza, primero castellana y española, más adelante. Pero de todos los monarcas los que más lo visitaron fueron Isabel y Fernando.

No es de extrañar, por tanto, que Colón rondase por allí, pues debía estar D. Cristóbal algo corto de fondos y andaba tras el parné de sus católicas majestades. Les visitó en 1486 y 1489, aunque por mucho que diese la tabarra en Guadalupe, tuvo que seguir a los monarcas hasta las inmediaciones Granada, porque lo que de verdad ocupaba los desvelos de Isabel y Fernando era su recién conquistada Granada, y no obtuvo la financiación hasta abril de 1492. Desde allí, todos contentos, se fue Colón a organizar su periplo y los reyes, otra vez, volvieron a Guadalupe, ahora a descansar y a olvidarse de Boabdil.

Y una vez encontradas las américas, Colón volvió a Guadalupe en 1493 para agradecer el éxito de su empresa y en 1496 para bautizar a los dos indígenas que se trajo de ultramar.

Muchas riquezas llegaron de las Indias Occidentales, pero si hemos traído a colación el asunto del descubrimiento no ha sido por el oro ni la plata sino por los productos que llegaron: el tomate, el pimiento, las judías, el maíz, las patatas... El viaje de Colón puso patas arriba la geopolítica de la época. Pero no todo fueron asuntos de oro y fronteras: donde también la lio parda fue en las cocinas. Tanto que se puede decir que los productos de las Américas supusieron el inicio de la cocina europea actual: difícil imaginar Alemania o Bélgica sin patatas, Italia sin tomate, la chacina española sin pimentón, Asturias sin fabes, Córdoba sin salmorejo. Aunque el uso culinario de tanto producto novedoso fue lento y prudente, pues algunos frutos como el tomate se consideraron obras diabólicas y pecaminosas de la naturaleza. La patata supuso la gran alternativa al cereal, principal sustento de las clases menos pudientes de toda Europa: tanto fue así que en Irlanda una enfermedad de la patata supuso entre 1845 y 1849 (the Irish Potato Famine) una hambruna que provocó la migración de más de un millón de personas y la muerte de otras tantas, pues las dos quintas partes de la población irlandesa dependían de la cosecha del tubérculo.

Con patatas de las américas y morcillas de Guadalupe, para celebrar algo importante, se nos ocurre una versión de las Patatas a la importancia.

No está muy claro el origen de esta receta: hay quien la atribuye a doña Emilia Pardo Bazán, aunque lo cierto es que no aparece en ninguno de sus dos recetarios. Otros, a la marquesa de Parabere, doña María Mestayer de Echagüe, que no era marquesa, pero sí gran entendida en materia de fogones. Hay quien sitúa los orígenes del guiso en la cocina castellana y también aparece recogida su receta en el recetario de la Cofradía Extremeña de Gastronomía. Sea cual fuere su origen, más parece fruto del ingenio de las épocas de carestía que convierte en algo más sofisticado un simple guiso de patatas, cebolla y ajo.

Nuestra versión dedicada a Guadalupe:

Cortaremos las patatas en ruedas de más o menos un centímetro de grosor y cubriremos su desnudez pasándolas primero por harina y luego por huevo. Mientras tanto haremos un sofrito con cebolla cortada en brunoise y una hoja de laurel. Cuando este sofrito esté casi a punto, en una sartén aparte con aceite de oliva bien caliente freiremos las patatas y según se vaya dorando su rebozado las iremos depositando sobre el sofrito para que no pierdan calor.

Cubriremos con un buen caldo y vino blanco a partes iguales. Añadimos un machado de ajo, perejil y pimentón de la Vera. La receta original utiliza azafrán, pero manteniendo el guiño a las américas lo cambiamos por pimentón. Disponemos unas rodajas generosas de morcilla de Guadalupe por encima y dejamos cocer a fuego medio, moviendo de vez en cuando la cazuela.

Y sugerimos para acompañar un Viña Puebla Selección de Bodegas Toribio.

domingo, 15 de diciembre de 2019

VIEIRU Y TIERRA INQUIETA, cuando el encuentro no es casualidad.


Diego Hidalgo, fundador de la Fundación Maimona, dijo: "tiene todos los ingredientes para que sea un éxito. Es poco frecuente ver un ambiente de conexión, cooperación, colaboración y de entusiasmo". Estábamos en CTAEX y se presentaba Tierra Inquieta.
……….

En el noroeste de la provincia de Cáceres, donde la Sierra de Gata linda con Portugal se encuentra el Val de Us Tres Lugaris y allí, dejando Eljas a la derecha y poco antes de llegar a Valverde del Fresno, donde el río Eljas recoge las aguas del valle, Almazara As Pontis recoge lo mejor de sus olivos en sus aceites Vieiru. En 2017 fue distinguida como mejor almazara de España y sus aceites ostentan más de un centenar de premios nacionales e internacionales: Italia, Grecia, EEUU, Canadá, Japón, China, entre otros países se han rendido ante la esencia de la Manzanilla Cacereña de la Sierra de Gata mimada y embotellada en As Pontis.

Hace un par de semanas que Ana Isabel Alonso, responsable de calidad de As Pontis, nos enseñaba la almazara. Deslumbra la tecnología, pero lo que realmente explica los resultados es la pasión con la que nos describe los procesos, la filosofía de As Pontis, el amor por el producto, el mismo que, sin duda, le profesa Miguel Carrasco, maestro de almazara y padre del proyecto. Solo con ese componente humano se explican los aceites Vieiru.

No muy lejos, en una antigua fábrica textil, encontramos A Velha Fábrica, el complejo hostelero que completa el proyecto. Un hotel con indudable encanto y un cuidado restaurante que nos sigue mostrando el buen hacer y la obsesión por la calidad de la familia Carrasco.

A doscientos cuarenta kilómetros mal contados más al sur, en Los Santos de Maimona, bullen otras ideas: la cocina de Manuel Gil y el ímpetu emprendedor de su hijo Manuel Gil Luna.

Hace ya algunos años que José Luis Llerena, director de CTAEX, me habló de un cocinero que colaboraba en las cocinas del centro tecnológico. Un cocinero con buenas ideas y que había abierto un restaurante en Los Santos de Maimona: Manuel Gil. Recuerdo la primera visita: una cena maridada con vinos de Fernando Toribio de la que ya dimos cuenta en otro blog (actualmente en estado de letargo) pues de este Cocidito ni siquiera estaban puestos a remojo los garbanzos. Desde entonces en varias ocasiones hemos degustado la hospitalidad y disfrutado la cocina de la familia Gil en Las Barandas.

Y, precisamente en CTAEX, volvemos a encontrarnos en esta presentación de Tierra Inquieta, no solo con la familia Gil, sino también con As Pontis y con la Fundación Maimona, otro viejo conocido. No nos parece una casualidad que Manuel Gil haya elegido los aceites Vieiru para su línea de productos untables, ni tampoco es una casualidad que en proyectos así aparezca CTAEX y Fundación Maimona. Todos ellos tienen mucho en común: compromiso con Extremadura y con la calidad y además, todos están integrados por grandes personas en lo profesional y en lo humano: José Luis, el “oleosabio” Alfonso Montaño y todo el gran equipo de CTAEX; Diego Hidalgo y Alejandro Hernández de Fundación Maimona; Ana Isabel, Miguel de As Pontis, la familia Gil…

Cuando se alinean el talento, el compromiso, la pasión y la bonhomía surgen proyectos como Tierra Inquieta.

Dice Manuel Gil: “En Tierra Inquieta hemos querido unir el amor por Extremadura y por la cocina.” Buena premisa para presentar una gama de productos muy acordes con las tendencias actuales de consumo y con cierto carácter inclusivo al dirigirse algunos de los productos a consumidores con intolerancias o con hábitos vegetarianos o veganos: grasas saludables, producto ecológico, fáciles de usar tanto como salsa o como aperitivo, sin olvidar el postre o el desayuno:

Olivamole: paté de aceituna inspirado en el guacamole.

Patatera Vegana: crema untable con base grasa de aceite de oliva virgen extra con aromas basados en la morcilla patatera.

Mahimonesa: salsa entre mahonesa y holandesa, sin gluten, sin huevo y sin lactosa.

Caove: crema untable de cacao sin gluten ni lactosa, elaborada a base de aceite de oliva virgen extra y miel como edulcorante con un agradable aroma a naranja.

Todos elaborados con aceite de oliva virgen extra Vieru de Manzanilla cacereña de la Almazara As Pontis (D.O. Gata-Hurdes).

El proyecto es un ejemplo cooperación entre empresas e instituciones privadas facilitado por el Programa de Innovación y Talento de la Junta de Extremadura, que estuvo representada en el acto por Javier Luna, Secretario General de Empleo.

Clausurando el acto institucional,Yolanda García, Delegada del Gobierno,  dio la enhorabuena por una iniciativa “presentada por alguien que tiene ganas de crear riqueza en nuestra tierra, y que quiera hacerlo de una forma diferente y original, que es como vamos a tener hacer las cosas”, dijo en relación al problema de la despoblación en el mundo rural.

Nuestro admirado Feliciano Correa en la edición digital del HOY del 1 de diciembre afirmaba, en una entrevista que no tiene desperdicio: “Extremadura no se despobló por el aguante y la paciencia de los más humildes.” Pero ya no son tiempos de aguante ni de paciencia y, así, Manuel Gil Luna terminó su presentación diciendo: “El emprendimiento y la innovación son herramientas para quedarnos en nuestra tierra.

Durante la degustación de aperitivos elaborados con los productos presentados, en un tono más distendido y, también emotivo, Manuel Gil regaló a Diego Hidalgo una reproducción de su “Ensalada del Buen Humor” y, a su vez, CTAEX le entregó una fotografía con motivo del décimo aniversario de la colaboración de Manuel como asesor culinario del Centro Tecnológico.



Postdata

Andan algunos guardianes del purismo gastronómico rasgándose las vestiduras porque alguien ha creado una patatera vegana… Quizá había que haberla denominado “emulsión untable rica en grasas monoinsaturadas con aroma de patatera elaborada únicamente con productos vegetales” y así tendríamos la fiesta en paz, independientemente de que el producto se vendiese o no e independientemente de que el mero hecho de que se intenten emular las virtudes gustativas de la patatera en otros productos no habla sino en loor del venerado embutido. Por mi parte, admirador incondicional de la tradición culinaria, prefiero que se venda un producto de mi tierra, que un joven inquieto se arriesgue y opte por quedarse en Extremadura y le deseo todo el éxito posible. Si el precio es poner un apellido a la patatera para vender un producto novedoso, bien pagado sea. Y tranquilícese la caverna, que seguirán existiendo patateras de las de siempre, al menos mientras exista un medio rural capaz de producirla. Ojalá algún día entendamos la diferencia entre sumar y restar porque ese día estaremos un poco más cerca de un futuro mejor.



Ensalada del Buen Humor
Manuel Gil

Ingredientes: 
Un manojo de cariño
Una ucharada de entusiasmo
1 Kg. de ingenio de tu propia cosecha
250gr. de amistad
1 chorro de delicadeza
Unas gotas de entusiasmo
Una pizca de picante
Y sal, la que admita

Elaboración: 
Limpiamos la amistad de toda cizaña que pueda amargar la ensalada.
Cortamos el ingenio en juliana muy fina.
En la cazuela de paciencia introducimos todos los ingredientes.
Los mezclamos con cuidado y suavidad
(Los ingredientes son todos muy delicados).
Antes de presentarlos de la forma más elegante, regar con un poco de sex-appeal.
Si no encuentras en tu despensa… busca y encontrarás…
…Esta es nuestra mejor receta