La calle Fernández de la Puente no es de las más transitadas de Badajoz: recoleta y discreta entre las populosas Menacho y avenida de Colón. Y un día, hace ya unos cuantos años, algo más de nueve, pasaba por allí y un nuevo escaparate descarado me hizo un par de guiños. No tardé mucho en caer en la provocación.
“He visto una carnicería nueva que no tiene mala pinta… parece algo diferente… un día tenemos que pasar por allí a ver qué tal.”
Y nos pasamos a ver qué tal. Cálidas maderas donde esperábamos un blanco alicatado, vitrinas rutilantes e inmaculadas y una iluminación que no hubiese desentonado en una boutique de moda. Preguntamos por un par de cortes y por unas hamburguesas que no nos parecían industriales. Un joven moreno de mirada viva nos respondió cordial y demostrando conocimiento del producto. “Lleváis poco tiempo…” Tres meses creo recordar que dijo.
A veces no es oro todo lo que reluce y había que tensar un poco la cuerda: “Para otro día, ¿Nos prepararías unos tournedós?”, “Sí, de esta pieza”, respondió sin dudar mostrando un espléndido solomillo de retinto. “¿y un ossobucco?” “Sí, si me avisas con tiempo.” “¿Y para un steak tartar…?” “Este y te lo picamos a cuchillo.” Seguimos hablando con José de otros cortes, del reposo de las piezas… Y desde entonces, las carnes de nuestra mesa proceden de aquel descarado escaparate.
Dos años después llegaría aquella fiesta de vinos, hamburguesas y música en el Espacio Convento con vinos de Bodegas Toribio - Viña Puebla. Poco después, nuestra aventura hostelera, también en el Convento, en la que Donoso siguió siendo nuestro proveedor.
Siempre que hemos querido un corte especial, un consejo sobre carnes, Luis o José han tenido la respuesta. Hemos charlado de carnes, de cocina…
Como ese niño del vecino que ves crecer y madurar (por cierto, ¡que el dichoso niño no para de crecer!), como ese compañero de viaje, Carnicería Donoso o, mejor, María, José, Luis y su equipo han estado presentes en nuestros proyectos, en nuestras mesas de Navidad, de cumpleaños y en muchas otras. Y en unos cuantos artículos de este blog.
El jueves 30 de junio, María nos daba la bienvenida a una de las catas que están celebrando con motivo de su décimo aniversario (imposible evitar el recuerdo del quinto: en ocasiones, todavía veo chuletas). María recordó sus inicios, su historia, a los que faltan. Habló de futuro, de excelencia.
Luis nos habló de los platos y Fernando de los vinos apoyados por los comentarios de Luis Fernando (no es un trabalenguas) que hoy trabaja en Donoso y en otro tiempo fue enólogo en Bodegas Toribio.
Una noche entrañable para recordar, como lo fue el quinto aniversario, pero también una noche para reconocer el tesón, la profesionalidad y el entusiasmo del equipo de Donoso porque un camino de éxito y de alegrías es también un camino con asperezas y dificultades, un camino de esfuerzo, de duro trabajo, ese trabajo que muchas veces no se ve.
Y, sobre todo, una noche para pensar en el decimoquinto, en el vigésimo y en muchos más aniversarios, porque Donoso, que es mucho más que una carnicería, vino a traer la vanguardia y sabemos que seguirá sorprendiéndonos.
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