"¿Qué has puesto para comer?
- ¡Oh! No te apures... El cocidito de siempre."


Tormento. Benito Pérez Galdós

lunes, 30 de junio de 2014

Noche japonesa en la Tierra de Barros



Al plantar el arroz cantan: primer encuentro con la poesía”. 
Matsuo Basho

Los pámpanos son los tallos verdes de la vid, aquellos que en verano se agostarán y se convertirán en sarmientos leñosos, cargados del fruto maduro. Los pámpanos son jóvenes, dinámicos, frescos; los pámpanos son también promesa, futuro, sorpresa y vida. Así es Pámpano Vinatería, en Almendralejo: un local dinámico, vivo, fresco, moderno y con capacidad de sorprender.

Que en el corazón de la Tierra de Barros, en una ciudad que ostenta el título de Ciudad Internacional del Vino haya una vinatería, más que sorprender, diríase que es de rigor. Que en la Ciudad de la Cordialidad, encontremos un local amable, acogedor y concebido para el disfrute podríase considerar previsible. Que, en Almendralejo, en una noche de cata, cena y armonía, el vino brille por su ausencia sorprende, como sorprenden la vivacidad y los caprichos de los pámpanos.

De la mano de Piedad Fernández, que regenta Pámpano Vinatería, y de Isabel Cuevas, que demostró conocer como pocos la cultura japonesa, disfrutamos de una memorable cena elaborada por Ayako Anzai. Si excelentes resultaron los nigirizushi y los makizushi, fueron una caballa y una melva marinadas las preparaciones que destacaron en finura y aroma.

Mas, sin que suponga menoscabo alguno para el excelente trabajo de cocina, fue el sake el gran protagonista de la velada: un universo de aromas, para muchos, desconocido. La iniciativa de Piedad e Isabel nos permitió caminar unos primeros pasos sobre unos inexplorados senderos de finura, de equilibrio, de delicadeza: un mundo por descubrir y disfrutar. Un mundo en el que, como en el haiku de Matsuo Basho, las canciones de los plantadores de arroz se hacen poesía, poesía en el paladar.

 

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